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El Gorrión y el Dragón (雀と竜, Suzume to Ryū) narra algunas aventuras y desventuras del pasado en conjunto de Mizuki Izanagi y Kenjiro Furukawa.

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En cuestiones relacionadas a la Academia, respecto a lo social, Mizuki tenía dificultades para socializar debido a su falta de carácter. Por otra parte Kenjiro era reconocido por ser alguien con muy poca paciencia y temido por su rudeza en su trato hacia los demás. Los días en la academia para ambos eran difíciles, si bien cada uno destacaba en lo suyo, ambos coincidían en su baja capacidad de relacionarse con otros. Mizuki era demasiado tímida e insegura y Kenjiro era demasiado directo y duro. También eran el centro de atención para quienes se dedicaban a molestar, Mizuki era un blanco fácil aunque ella los ignoraba cosa que los enfurecía, en cambio Kenjiro era fácilmente provocable y a lo más mínimo causaba una pelea.

Mizuki se encontraba en las instalaciones del Clan Furukawa, que a pesar de poseer un apellido diferente ella fue incluida y aceptada de forma amable por ellos. Desde pequeña ella estuvo sola, no de forma tan literal, pero estuvo alejada de su familia casi por completo a excepción de su hermano mayor, pero él se encontraba bastante ocupado por lo que ella debía valerse por si misma. En su infancia conoció a Ichiei con quien mantuvo un trato especial, él se interesó en ella debido a que compartían el gusto y el interés por la investigación y los estudios. Desde entonces Ichiei motiva y apoya a Mizuki, siendo él quien la integró al Clan Furukawa de forma amistosa donde ella encontró una segunda familia.

Episodio 1: Creciente en el Horizonte[]

De regreso a la cotidianidad, algunas voces llamaron la atención de Mizuki, acercándose con curiosidad y cautela a observar. Ella se ubico en la puerta, observando hacia el interior del aposento, uno de los tantos del Clan. Allí vio a Kenjiro, nieto menor de Ichiei, con quien ella no mantenía demasiada relación a pesar de tener prácticamente la misma edad. Desde que recuerda, Kenjiro siempre fue un chico problemático, demasiado, y su personalidad hacía un claro contraste con la de Mizuki. También observó que él estaba acompañado por Hana, hija de Ichiei y madre de Kenjiro. Su cálida sonrisa y su tan cuidada cabellera rojiza, junto a su amable y maternal forma de ser la volvían una mujer hermosa y digna de envidiar. Aunque, en esta ocasión no era el caso donde mostraba todo su esplendor, de hecho, se podía ver su lado furioso regañando a su hijo.

Hana: ¿¡Otra vez desaprobaste el examen!?

Kenjiro: Ya te dije que era difícil.

Hana: Era un examen sobre el Balance de Almas, es un tema básico y de primer año de academia.

Kenjiro: ¿En serio?

Hana: ¿Acaso te tomaste la molestia de leer en que consistía el examen?

Mizuki curioseaba desde unos pocos metros de distancia, asomando media cabeza y observando atentamente, por lo que no se dio cuenta que detrás de ella estaba Ichiei, quien aguantándose la risa le preguntó que estaba haciendo. Esto provocó que Mizuki se asustará y diese un leve salto, al parecer él también estaba curioseando. Ichiei se dispuso a interrumpir consultando que era lo que estaba pasando. Hana lo pone al tanto sobre los últimos resultados de los exámenes de Kenjiro. Ichiei iba a comentar su idea de darle un tutor para los estudios, pero recordó que Kenjiro ya había tenido uno y este renunció, por lo que se arrepintió apenas pensarlo. Otra idea llegó a su mente rápidamente y fue cuando propuso que Mizuki ayudara con los estudios teóricos a Kenjiro. Ella seguía espiando desde la puerta, por lo que se sorprendió, Ichiei de forma casi instantánea tomó a Mizuki y la acercó en contra de su voluntad, se podría decir que casi a empujones amistosos. Como era común en Mizuki debido a su timidez, ella solo agachó su cabeza e intentó saludar.

Ichiei: Ella podrá ayudarte, después de todo van a la misma clase ¿no?

Hana: ¡Mizuki-chan! Me enteré que tus notas son de las mejores de la clase.

Al grito de "¡No!" interrumpió Kenjiro, demostrando que se negaba rotundamente. Como bien es sabido, Kenjiro tenía notas bajas en general, tanto en exámenes escritos como en una de las cuatro maestrías básicas de los Shinigami, el Kido, pero por otra parte él poseía una excelente destreza física y destacaba en lo que a estas respectan.

Ichiei: Deja de ser tan terco.

Kenjiro: Cállate viejo. Las batallas no se ganan a través de un papel, sino con fuerza y poder. Esa debería ser la base de un shinigami.

Ichiei: Hay enemigos a los que no puedes derrotar solo con fuerza. Y no me digas viejo.

Ichiei se acercó a Kenjiro y le dio un golpe en la cabeza. Claramente Kenjiro ya tenía una firme forma de pensar junto a sus ideales por lo que era imposible hacerlo cambiar de parecer.

Uno de los exámenes finales del semestre se acercaba, por una parte Mizuki ya había estudiado y tenía en cuenta que ese examen sería relativamente sencillo debido a que se trataba de un rejunte de temas aprendidos con anterioridad, pero por otra parte Kenjiro estaba en serios problemas, no había estudiado nada y había sido amenazado por su madre, por lo que tenía que aprobar como sea ese examen.

Una de las noches cercanas al examen, Mizuki se encontraba paseando por la propiedad del Clan, ella iba a pasar la noche allí. Al llegar el jardín trasero, pensando en observar el despejado cielo nocturno, algo más llamó su atención. Junto a un pequeño árbol que adornaba el verde jardín se encontraba sentado Kenjiro, a pesar de querer evitarlo Mizuki no pudo resistirse a la curiosidad de saber que hacía ahí, por lo que se acercó. Para su sorpresa, Kenjiro sostenía unas hojas de papel con los apuntes de la clase y estaba estudiando, o al menos intentándolo. Al parecer Kenjiro estaba sufriendo, su expresión lo hacia notar.

— ¿Que quieres? — Preguntó repentinamente Kenjiro.

— No es algo que te interese. — Contestó Mizuki, algo molesta.

La tensión se hizo notar rápidamente, ambos giraron sus cabezas en sentidos contrarios del uno al otro, lo que ocasionó un silencio incomodo.

— ¿Porqué tienes que ser tan tonto? — Susurró Mizuki con fastidio.

— ¿Porqué tienes que ser tan metida? — Susurró a la vez Kenjiro.

Ambos giraron sus cabezas y se dirigieron la mirada fijamente, el cruce de miradas fue tal que parecía un choque entre ellos. Mizuki suspiró y entendió que no llegarían a nada si seguían así, mientras Kenjiro pretendía seguir leyendo los apuntes Mizuki procedió a sentarse a un costado del árbol, observando el tranquilo cielo estrellado.

— Porque eres tan bruto... — Dijo en voz baja Mizuki, seguido de un suspiro nuevamente.

— ¿Ah? ¿Quieres pelear? — Respondió de forma ofensiva Kenjiro.

— Me refiero a que si continuas así no aprenderás nada. — Dijo Mizuki mientras lo miraba de reojo.

— Lo sabia, no tiene sentido que pierda el tiempo con esto. — Comentó Kenjiro de forma frustrada.

— ¿No pensaste en pedirle ayuda a Alana? Ella podría... — Sugirió Mizuki, pero fue interrumpida.

— ¡No! Si llego a pedirle ayuda ella me molestará por un mes entero. — Contestó Kenjiro, seguro de sus palabras.

— Si no apruebo este estúpido examen mi madre se va a enojar, no la conoces enojada... — Continuó diciendo Kenjiro.

— Yo puedo ayudarte, de hecho ya tengo estudiado prácticamente todo. — Dijo Mizuki, algo avergonzada.

Realmente Kenjiro necesitaba ayuda para pasar el examen y Mizuki era la única que podía ayudarlo, a pesar de este no quererlo en un principio no tuvo más opción que aceptar. Después de todo, había sido idea de Ichiei desde un principio. Así fue, durante los próximos días Mizuki ayudaría a Kenjiro, quien probablemente nunca se había sentado a estudiar como se debe con anterioridad. Mientras tanto Hana los observaba atentamente, alegrándose y teniendo la esperanza que de alguna forma se llevaran mejor.

Episodio 2: El entrenamiento de Ichiei[]

Episodio 3: Evolución del Gran Gorrión Morado[]

Episodio 4: Despertar de la Leyenda del Dragón[]

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